Noche está sentada en el sofá dándole
vueltas a algo entre sus manos. En la pantalla extradiegética se ven sus
manipulaciones, aunque el objeto aparece borroso o, mejor, pixelado. El Profesor, que lleva horas observándola
desde el sillón de orejas, pregunta
—
Noche, ¿qué haces?
—
Intento entender qué es esto,
pero no lo consigo.
—
Noche, llevas toda la tarde…
—
Es que no consigo…
Noche deja la frase sin terminar, pero
sigue examinando la cosa. El Profesor le da algo más de tiempo antes de
preguntar
—
Noche, ¿de dónde lo has
sacado?
—
De mi caja de tesoros.
—
¿Perdón?
—
Es una caja en la que voy
guardando mis tesoros desde que era niña.
—
¿De cuándo es esa cosa?
—
No lo sé, no lo recuerdo. En
realidad no recuerdo nada de él, salvo que lleva toda la vida conmigo. Y su
nombre, eso sí.
—
¿Su nombre?
—
Sí, es ‘el Objeto’.
—
Muy descriptivo.
—
Sí… ¿De qué color dirías que
es?
—
Mmm… indefinido.
—
Eso hubiese dicho yo. ¿Y la
forma?
—
Mmm… ¿indefinida?
—
Oblonga, yo hubiese dicho
oblonga, aunque tampoco está claro…
Noche deja de nuevo su frase en el aire. Es
el Profesor quien, al cabo de un rato, rompe de nuevo el silencio
—
Se me ocurre un nombre algo
más alegórico.
—
Dime.
—
‘Realidad’.
—
Wow, mola.
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