Noche y el Profesor están apoyados, codo con codo, en el alfeizar invisible de la ventana invisible de la cuarta pared. Miran hacia arriba. Noche dice
— Da igual las que veas, cada una es una sorpresa.
— El cielo se anima de pronto…
— Y abandona su silencio.
— Se vuelve un poco loco.
— Y un poco rácano.
— Es verdad: duran tan poco…
— En realidad lo justo para que sepamos de ellas.
— ¡Mira ahí!
— Wow! Esa ha sido potente.
Noche y el Profesor guardan silencio. Un
simultáneo gesto de sorpresa anuncia que han visto otra. Noche, sonriente, dice
—
Da igual las que veas, cada
una es una sorpresa.
—
Sí.
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