sábado, 5 de noviembre de 2022

El día que la bestia miró por la ventana

Noche está leyendo El infierno de Tomino, del mangaka Suehiro Maruo. En la pantalla extradiegética se ve el dibujo de una niña con cuatro brazos y cuatro piernas tocando el tambor. 

    Profesor, un recuerdo perturbador.
    Estoy paseando por un sendero entre encinas. Me cruzo con una mujer que pasea con su perro. Siento entonces una excitación como no recuerdo haber experimentado. Cuando la mujer está lo suficientemente lejos, me masturbo detrás de un árbol. No es que la mujer fuera particularmente excitante. De hecho, ni me fijé. Fue la situación, la soledad, quizá que estaba relajado, desprevenido, con los controles inhibitorios desactivados. Sea como fuere, creo que ese día sentí a la bestia como nunca la había sentido. Ese día la bestia miró por la ventana.
    ¿Volviste a ver a la mujer?
    Sí, y esa vez sí me fijé en ella: era una mujer menuda, de mediana edad y andares resueltos que al saludarme me regaló una bonita sonrisa.
    ¿Qué pasó después?
    Seguí mi camino, aliviado.


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