martes, 27 de noviembre de 2018

Tantos libros

El Profesor, vestido con pantalones de pana marrón claro y camiseta blanca, está en la mesa de dibujo trasteando con el ordenador. El sillón de orejas está en medio de la habitación. Noche, sentada en él, de negro, con gafas de montura metálica y las piernas cruzadas, apoya el codo derecho en el brazo del sillón, señala con el dedo índice correspondiente la librería de la derecha y dice

    Profesor, ¿sabes cuántos ejemplares hay en la Biblioteca Nacional.
    Ni idea.
    Unos veintiocho millones.
    No está mal, aunque ese número incluirá ejemplares repetidos, ediciones distintas, traducciones…
    ¿A cuántos podemos acceder durante una vida? ¿Cuántos libros habrás leído hasta ahora?
    Espera un momento —el profesor teclea algo en el ordenador—. Aquí está: 2822, aunque también están los que he consultado ocasionalmente y…
    Lo tiene apuntado, madre mía, tendría que haberlo sospechado —dice Noche bajito—. Sin embargo, siendo muchos, ¿qué supone eso de todo?
    Supongo que no es el porcentaje lo que quieres. En proporción casi nada, pero hay que contar con la selección: no son tres mil libros cualesquiera: están muchos de los mejores.
    ¿Muchos de los mejores? Sí, vale, entiendo lo que quieres decir, pero, ¿sabes qué pienso?: pues que esa selección está necesariamente sesgada. Por la cultura en la que vives, por ti mismo, por tus estudios, por tus propias experiencias, por todo eso está evidentemente sesgada; pero, sobre todo, está sesgada por los propios libros que has leído: tú me lo has dicho alguna vez: raramente haces caso de recomendaciones que no sean las que unos libros hacen de otros libros.
    Sí, así es, pero…
    Tu saber es una isla de acreción formada por materiales que se cooptan.
   
   
    ¿Me permites que apunte la frase?
                

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