El Profesor entra de la calle. El salón
está a oscuras. Enciende la luz cenital del salón. Busca alrededor, en el sofá,
en la mesa de dibujo, en el sillón de orejas, hasta en lo alto de la escalera de la librería. Desaparece por la puerta de la
cocina. Regresa con una copa de vino. Se sienta en el sofá y deja la copa sobre
la mesa. La mira durante un rato. Después recorre su borde con el dedo medio derecho una vez, y otra, una y otra vez.
De pronto, de un manotazo lanza lejos la
copa. El vino se derrama y el cristal se hace añicos.
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