El Profesor viste un sayo azul, un gorro
marrón y le da vueltas a un globo celeste como si fuese el mismísimo Astrónomo de Vermeer. Noche entra de la
calle y dice
—
Según venía para acá he visto
la luna, grande, brillante, de día…
—
…
—
De cría estaba convencida de
que la luna solo se veía de noche, que era un astro nocturno, como las
estrellas.
—
¿Cómo descubriste que no era
así?
—
Íbamos en el coche, de viaje,
no sé a dónde. Iba con la nariz pegada a la ventanilla, mirando, como siempre.
Entonces la vi, apagada, modesta, como si quisiese pasar desapercibida, pero
allí estaba, la luna brillando a plena luz del día.
—
¿Qué hiciste?
—
Se lo dije a mis padres, les
dije alucinada que era de día pero que la luna estaba allí: se lo dije como si
hubiese visto un platillo volante.
—
¿Qué te respondieron?
—
Mi padre me explicó un montón
de cosas de astronomía que entonces no entendí. Pero mi madre…
—
Tu madre…
—
Mi madre me explicó que es
cualidad lunar ser nocturna, aunque a veces veamos la luna de día.
—
Qué mujer tu madre, ¿no?
—
Sí
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