domingo, 8 de septiembre de 2019

Botánica

Noche y el Profesor están en el sofá mirando la televisión. En la pantalla extradiegética se ve la fotografía de un jardín botánico con parterres organizados al estilo barroco. Noche dice

    Fíjate, este es el jardín de Linneo en Uppsala. Hacia un día genial, con el cielo de un azul como solo se ve por allá arriba. Estuve horas tomando apuntes de las plantas.

Noche abre la siguiente fotografía, en la que se ve una pequeña planta con dos flores gemelas.

    Mira, mira, esta es la flor de Linneo, la Linnaea borealis: es muy sencilla, muy pequeñita, las flores salen por pares y cuelgan como si fuesen las tulipas de dos lámparas gemelas…
    La flor de Linneo…
    Sí. Dice mucho de él que esta fuera su planta preferida, ¿no crees?

En la siguiente fotografía, sobre un fondo de árboles enormes y frondosos, se ve un montículo por completo cubierto de vegetación y de pequeños carteles.

    ¿Qué es esto?
    Ahora estamos en Copenhague: es el jardín botánico. No te imaginas la cantidad de especies que tienen allí. En esta colina había cientos de pequeñas plantas, de hierbas, de flores minúsculas, todas etiquetadas.

Ambos guardan silencio y se quedan mirando por un rato la imagen. Por fin el Profesor dice

    Me da muy buen rollo ver cada planta con su correspondiente etiqueta.

Noche abre mucho los ojos para mirar al Profesor con gesto entre incrédulo y divertido y le dice

    Tienes alma de bibliotecario...
    Inteligencia naturalista le llaman.
    … o de taxidermista.
    Querrás decir taxonomista.
    No.

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