—
¿Crees que hay solución?
—
No.
—
¿Por qué?
—
Es demasiado tarde.
—
Los científicos creen que aún
hay tiempo.
—
Quizá lo hubiera si pudiesen
convencer de su solución al mundo, pero no pueden.
—
¿Por qué?
—
La gente es demasiado
ignorante para entenderles.
—
Pero con educación podría
conseguirse.
—
En cualquier caso sería
inútil porque, aunque se consiguiera transmitir la idea, la gente no cambiaría.
—
¿Por qué?
—
Porque los que deben
renunciar no están dispuestos a hacerlo.
Noche se queda pensativa. De pronto, dice
—
No sabes de qué te estoy
hablando, ¿verdad?
—
No.
¿Será que el Profesor goza de esa clarividencia por leer filosofía?
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