domingo, 1 de diciembre de 2019

Libre albedrío IV

    Resumiendo: estamos determinados por el pasado salvo azar.
    Sí.
    Entonces, ¿para qué pensar?
    Para realizar el cálculo, para saber qué sendero vamos a elegir.
    Pero, si el futuro está determinado, qué sentido tiene…
    Sí, determinado, pero no predestinado: hasta que no realizamos el cálculo no sabemos qué es lo que está determinado.
    Pero que realicemos el cálculo o no depende del pasado.
    Claro.
    Entonces, en realidad, no podemos decidir si calculamos o no.
    Es un cálculo previo.
    Pero, ¿qué sentido tiene hacerlo?
    Decidir lo mejor posible.
    Pero si está determinado que lo hagas, lo vas a hacer.
    Claro.
    Luego no puedes cambiar el futuro.
    No se puede cambiar lo que no existe.
    Entonces, ¿qué es lo que hacemos cuando decidimos?
    Escoger entre los futuros imaginados qué futuro construir.
    Luego depende de nuestra capacidad narrativa.
    Digamos que complica nuestros cálculos poder imaginar alternativas. Los gatos tienen menos problemas.
    Sin embargo, pese a esos futuros hipotéticos, el futuro siempre es uno y determinado.
    Claro, pero hay que calcularlo.
    ¿Y si, después de decidirte por uno, coges el otro sendero?
    ¿Y por qué harías semejante cosa?
    No sé, por probar, o por llevarle la contraria al universo.
    Esas ganas de experimentar o de rebelarte de algún sitio vendrán, ¿no crees?
    De nuevo el pasado.
    Exacto.
    ¿Y si decides no hacer cálculos?
    Estarás siguiendo el resultado de un cálculo previo que te lleva a no calcular.
    ¿Somos libres?

Noche se va hasta el Profesor, le abraza desde atrás y le dice

    Hasta hace un momento no estaba segura de quién estaba diciendo qué. Hemos ido tan deprisa que no sabía si hablabas tú o yo. Pero esa última pregunta te ha delatado: es una pregunta romántica. ¿Sabes?, la libertad es una sensación que depende del punto de vista. Tú decisión de no acostarte conmigo puede que la vivas como un acto de libertad. Yo, sin embargo, creo que es consecuencia de alguna especie de virus moral que contrajiste hace mucho tiempo.
    No lo somos, entonces.
    A veces en sueños.




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