B se plantea si la luna es un sol ceniciento. Noche, con auténtica saña, lanza con la mano derecha una pelota de tenis a la mano izquierda. La izquierda le devuelve entonces la pelota a la derecha con una grácil parábola y vuelta a empezar.
Dice B
—
Te veo cabreada.
—
He descubierto que se puede
ser idiota y mala…
—
¿De veras?
—
… y mandar.
—
Ya. Hombres idiotas y malos
llevan milenios detentando el poder.
—
Sí, es genial, hemos alcanzado
la igualdad.
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