La piel de Noche se ve translucida como si fuese de alabastro. Está sentada en el sofá, exangüe. Con sus últimas fuerzas, dice
—
B, cuéntame algo interesante.
—
Ahora mismo estaba pensando que
el conocimiento solo adopta cuatro formas: la fórmula matemática, el diagrama
de flujo, la lista y la metáfora.
Noche pone un gesto a medio camino entre el
dolor leve y la perplejidad. Entonces dice
—
Eso es en sí una lista,
¿verdad?
B sonríe, asiente, mira sin ver a Noche y
adivina sus mejillas encendidas por el rubor de la vida que le ha vuelto por un
rato.
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