martes, 16 de noviembre de 2021

Poetas y embusteros

Noche mira la televisión. En la pantalla extradiegética se ve una escena de El topo, de Jodorowsky, esa en la que un hombre sin brazos lleva a caballito a un hombre sin piernas que lleva, a su vez, un farol y una pistola.

Noche pregunta

    ¿En qué se diferencia un poeta de un embustero?

El Profesor, que estaba leyendo, se quita las gafas de présbita, mira a Noche y contesta 

    En sus intenciones.
    Pero eso es un estado mental.
    Sí.
    Y los estados mentales son inalcanzables. Luego no podemos distinguir a los poetas de los mentirosos.
    Podríamos diseñar algo así como un test de Turing para hacerlo.
    ¿Hacerle preguntas para saber si miente o sueña?
    Sí.
    ¿Y cuál sería el criterio?
    Será poeta mientras no te sientas engañada.
    Uf. Subjetivo.
    Sí.

Noche desaparece, pero vuelve enseguida con dos copas y una botella de vino. Pregunta
   
    ¿Tiene importancia?
    ¿El qué?
    La diferencia entre un poeta y un embustero.
    La que tú le des.

Noche, mientras llena las copas de vino, echa las comisuras de los labios hacia abajo y niega con la cabeza.

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