Noche mira la televisión. En la pantalla
extradiegética se ve una escena de El
topo, de Jodorowsky, esa en la que un hombre sin brazos lleva a caballito a
un hombre sin piernas que lleva, a su vez, un farol y una pistola.
Noche pregunta
—
¿En qué se diferencia un
poeta de un embustero?
El Profesor, que estaba leyendo, se quita
las gafas de présbita, mira a Noche y contesta
—
En sus intenciones.
—
Pero eso es un estado mental.
—
Sí.
—
Y los estados mentales son
inalcanzables. Luego no podemos distinguir a los poetas de los mentirosos.
—
Podríamos diseñar algo así
como un test de Turing para hacerlo.
—
¿Hacerle preguntas para saber si miente o sueña?
—
Sí.
—
¿Y cuál sería el criterio?
—
Será poeta mientras no te
sientas engañada.
—
Uf. Subjetivo.
—
Sí.
—
¿Tiene importancia?
—
¿El qué?
—
La diferencia entre un poeta
y un embustero.
—
La que tú le des.
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