Noche luce una camiseta blanca con un fotograma del ojo acuchillado de Buñuel. Está subida en la escalera de la librería y tiene en la mano el libro Bande dessinée et narration. Dice
—
Aquí pone que parpadeamos
entre quince y veinte veces por minuto.
—
Ajá.
—
Es decir, que cada minuto
dejamos de ver el mundo entre quince y veinte veces.
—
Ajá.
—
¿No es forzar mucho la
continuidad del mundo?
—
No te sigo.
—
En una hora le estamos
pidiendo a lo de fuera que siga siendo lo mismo que antes del parpadeo mil
doscientas veces. No sería de extrañar que tras uno de esos parpadeos todo
hubiese cambiado.
—
Quizá pase siempre, quizá
tras cada parpadeo todo cambie.
—
Nos daríamos cuenta.
—
No si nosotros también
cambiamos.
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