Noche está encaramada a la escalera de la librería. Busca algo en Una habitación propia de Virginia Woolf. Devuelve el libro al estante y desde allí pregunta
—
¿Por qué cuesta tanto convencerles?
—
Porque es más fácil dejarse llevar
que cambiar. La inercia no tiene coste.
—
¿Eso es todo?, ¿inercia?
— Podemos pensar en el mal y en el demonio para alimentar nuestra indignación,
pero solo es inercia.
— Lo triste es que se equivocan. Juntos nos divertimos más.
El Profesor sonríe, mira a Noche durante unos instantes y dice
— Eso merece un brindis. ¿Vino?
— ¿Qué tal un gewurztraminer fresquito? —sugiere Noche mientras baja de la
escalera.
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