Noche está en medio del salón frente al caballete, sobre el que descansa un lienzo que acaba de pintar completamente de negro. Tras mirarlo desde diversos puntos de vista, dice
—
Profesor, háblame de una
noche.
—
Tumbado de espaldas en una
gran piedra de granito vi luces que surcaban el cielo. De pronto entendí que
eran satélites artificiales.
—
Otra.
—
Tras rechazar su invitación y
mientras ella se iba en un taxi, yo me senté junto a su marido, en un bordillo,
y allí nos lamentamos juntos de las mujeres sin darle mayor importancia a la
lluvia.
—
Otra.
—
Rodeado de mis libros y de unos gatos que se colaron por la ventana tomé conciencia de que me había quedado completamente solo.
—
Te doy una última
oportunidad.
—
Una noche, con quince años,
bailé hasta el amanecer con una chica sin cruzar con ella una palabra.
—
¿Por qué?
—
No compartíamos ningún
idioma.
—
Esta me gusta: dime, ¿quién era ella?
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