viernes, 26 de octubre de 2018

El tiempo no existe

Noche está pintando, aunque solo vemos la parte trasera del caballete. Está descalza, en mallas y lleva una camiseta con un reloj blando estampado. El profesor lee en el sillón de orejas.

    Profesor.
    Dime.
    Acuéstate conmigo.
    No.
    Dame una razón.
    Podría ser tu abuelo.
    Para nada.
    Sí: hubiese bastado que a los quince años hubiese tenido un hijo/a que te hubiese tenido a los quince años.
    Sin considerar la improbabilidad de lo que me cuentas, para alguien que no cree en el tiempo te veo muy preocupado por la edad.
    Que no crea en el tiempo no quiere decir que no tenga la edad que tengo.
    ¿Perdón?
    Puede que no exista ni el pasado ni el futuro, que seamos tan solo un instante lo suficientemente duradero como para contener una vibración, un pensamiento, y nada más. Pero yo pienso y siento como si hubiese transitado este mundo durante los últimos cincuenta y cinco años.
    No eres honesto.
    Ahora soy yo el que no entiende.
    No eres intelectualmente honesto. Si lo fueras, si no creyeses de verdad en el futuro, estarías en este instante presente metido entre mis piernas. Si no lo haces es porque crees en el futuro, crees en las consecuencias, crees en la, y cito, “infinita concatenación de causas y efectos”.
    Te equivocas: tan solo vivo mi instante en coherente plenitud.
    Pues vaya plenitud de mierda.
    No te lo discuto.
   
    Por cierto: ¿qué pintas?
    Nada, un anciano.




No hay comentarios:

Publicar un comentario