sábado, 3 de noviembre de 2018

La puerta de Tannhäuser

Noche y el Profesor están sentados en el sofá, con los pies encima de la mesa y las piernas cubiertas por una manta. Sus rostros reflejan la luz ácida y cambiante de la televisión. Suena la música final de Blade Runner. Noche recita

    I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die.”
    Te lo sabes.
    Es uno de los momentos más gloriosos de la literatura universal.
    Sabes que las dos últimas frases son del actor, de Rutger Hauer.
    Sí, lo cual le convierten en uno de los mayores autores de la literatura universal.
    Te noto hoy algo hiperbólica.
    ¿Se puede decir más con menos?
    No, desde luego, pero tildarlo de literatura...
    Define.
    ¿Perdón?
    Es lo que tú dices cuando quieres romper el saque: “define”. Pues eso te pido yo ahora, que definas literatura para saber si el monólogo de Hauer es literatura o no.
    Es interesante, pero tan solo es una frase afortunada: la literatura es algo más.
    Dime una frase que sea algo más que afortunada.
    “Ser o no ser, esa es la…”.
    ¿Te das cuenta? Es una simpleza. Ser o no ser, existir o no existir, ya ves qué cosa, el eterno dilema.
    Pero hay que decirlo.
    Claro que sí, pero Roy, el replicante, no se limita a soltar una perogrullada. En un puñado de frases define el yo y explica lo que significa existir: liga la vida con la memoria, y de paso nos hace envidiar una vida plena de experiencias extraordinarias. No sé qué cojones son los rayos c, pero debió ser alucinante.
    Noche, eso nunca ocurrió.
    Ya lo sé, Profesor, pero, en serio: ¿no tuvo que ser alucinante?

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