El Profesor ha colocado una mesa en el
centro del salón y la está montando para dos personas. Noche se ha puesto su
traje de diablesa. Dice
—
Profesor, me voy.
—
Disfruta de la noche.
—
¿De verdad no quieres venir?
—
Por nada del mundo te haría
esa faena.
—
Si quieres me quedo.
—
Te aburrirías: dentro de un
rato vendrá Lorenzo con una caja de botellas de gewurztraminer que nos vamos a
beber mano a mano mientras echamos pestes de la posmodernidad.
—
Enfría bien el gewurztraminer,
que si no te lo bebes enfadado.
—
Lo haré.
—
Y comed algo.
—
Yo pongo los quesos.
—
Podría quedarme: debe de ser
divertido ver cómo discutís.
—
Vete.
—
Vale, vale, me voy: pasa una
buena noche, Profesor.
—
¿Te veré mañana?
—
Depende. ¿Me propones algo?
—
Te prepararé el desayuno.
—
Entonces aquí estaré.
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