—
Profesor, ¿personaje griego
preferido?
—
Varoufakis.
—
Graciosillo… Quiero decir de
la mitología.
—
Acteón.
—
¿?
—
Era cazador. Un día que iba
por el bosque con sus sabuesos se encontró con Artemisa, que se bañaba en pelota acompañada de
un sequito de ninfas. Fascinado, se la quedó mirando. Entonces la diosa, para
castigar su osadía, convirtió a Acteón en ciervo para que sus propios sabuesos le diesen caza y le devorasen.
—
Joder, cómo se las gastaba
Artemisa, ¿no?
—
Era muy celosa de su
intimidad.
—
Ya, ya… ¿Y por qué te
interesa?
—
Me recuerda lo peligroso que
es mirar con demasiada intensidad.
—
A mí me puedes mirar todo lo
que quieras.
—
A veces duele demasiado.
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