—
Hola.
Noche le inspecciona de arriba abajo. Dice
—
¿Sabes, Profesor? Te
rejuvenezco.
—
Lo sé. Pero yo te hago mayor.
—
¿Y qué tiene eso de malo?
—
Siento como si te robase
juventud.
—
No me la robas: es un regalo.
—
Es demasiado.
—
Tómatelo como una
transfusión.
—
Ahora me siento como un
vampiro.
—
No estaría mal. ¿Sabes lo que
le hacen los vampiros a sus víctimas?
—
¿Matarlas?
—
O darles la inmortalidad,
según el caso.
—
¿Eso hago?
—
Bueno, para eso tendrías que
morderme en el cuello. ¿Por qué no pruebas, Profesor? —dice Noche ofreciendo su
cuello desnudo.
—
Noche, no empieces…
—
Venga, Profesor, muérdeme, a
ver qué pasa: tómatelo como un experimento…
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