miércoles, 19 de junio de 2019

Fotos antiguas II

Noche ojea las fotos antiguas de la caja de fotos antiguas. Se queda mirando largo tiempo la imagen de una mujer joven que, encaramada en una hornacina, simula una pose beatifica con su cabeza ladeada y sus manos juntas en posición de rezo. Sin dejar de mirar, dice

    Profesor, ¿la has vuelto a ver?
    ¿A quién?
    A la chica guapísima.
    Carmen, se llamaba Carmen. ¿Qué foto estás viendo?
    Está haciendo como de virgen subida en una…
    Es en Venecia.
    ¿La has vuelto a ver? ¿Os veis?
    No, pero nos escribimos durante un tiempo.
    ¿Ya no?
    Murió. Cáncer.
    Profesor, lo siento, yo…
    Fue algo extraño: tras años sin saber de ella me encontró en la red y me escribió. Insomnes los dos nos buscábamos a las horas más improbables y cuando nos encontrábamos nos contábamos nuestra vida, aunque sobre todo recordábamos los viejos tiempos.
    Qué romántico.
    Era emocionante saber que podía encontrarla ahí en la madrugada, cuando los demás dormían, dispuesta a charlar. Una de esas noches me cuenta que le han diagnosticado un cáncer bastante agresivo. Poco después, el silencio.
    Debió de ser duro.
    Me la encuentro a diario en la ciudad. La imagino en mujeres que caminan por el andén contrario al mío. La veo en los aeropuertos, en los parques jugando con niños, en bares de madrugada. La veo cada vez que alguien se vuelve para mirar a una mujer que pasa. 
    Pero si ella…
    La sigo buscándola en la red. Cuando no consigo conciliar el sueño pongo su nombre en los buscadores y sigo su pista en internet y recompongo su imagen acumulando las estelas electrónicas que dejó en su paso por el mundo.
    Pero si ella…
    Sí, es verdad, murió, pero ese tan solo es un dato de su biografía. Yo busco los otros, todos los demás.


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