Noche y el Profesor acaban de ver Melancolía, de Lars von Triar. Noche
lleva una camiseta con el grabado de Durero Melancolía
I estampado en el pecho. Cuando terminan los créditos de la película,
exclama
—
Wow!
—
Impresionante.
Noche rellena las copas de vino, le tiende
la suya al Profesor, las entrechocan y dice
—
¿Es esto todo lo que nos
queda? ¿La melancolía?
—
Es la consecuencia del
conocimiento.
—
Pero si el conocimiento nos
condena a la tristeza, ¿no deberíamos renunciar a él?
—
Lorenzo te sugeriría abrazar
lo numinoso de la existencia.
—
¿Lo numinoso?
—
Sí: lo numinoso es lo mágico
que hay en las cosas, es la dimensión irracional del mundo, es lo que queda de
divino en el mundo cuando desterramos a los dioses. Es el misterio.
—
Qué absurdez: si no hay
dioses no hay divinidad.
—
Te equivocas: la fe es previa
al objeto de la fe. Cuando matamos a dios surgen nuevas creencias que llenan la
necesidad de fe de la gente.
—
¿Cómo qué?
—
Espiritualidad new age,
ufología, angelología, tribalismo urbano, terapias alternativas, regímenes
alimenticios, fanatismo deportivo, musical, nacionalista, ideológico…
—
Uf, ya sé a qué te refieres: entusiasmo.
—
Exacto.
—
¿Y Lorenzo es de esos?
—
Lorenzo es de los que dejó de
creer en dios pero no pudo dejar de creer.
—
Debe ser terrible creer en
vacío.
—
Por eso acabamos colocando algo
en la hornacina.
—
Como la chica guapa de la
foto… Profesor, ¿qué hay en la tuya?
—
Ficciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario