Noche, en medio del salón, trabaja en una
horrenda ilustración repleta de bebes, cunas, canastillas y tonos pastel. El
Profesor nos mira por la ventana. Le dice Noche
— Háblame de tu infancia.
— Fue un asco.
— Como no podía ser de otra manera.
— La mía no es la única. Cito: “El estado de la infancia es el más vil y abyecto de la naturaleza humana después del de la muerte”.
— ¿Quién dijo eso?
— Según Tournier, Bossuet.
— Y tú lo memorizaste.
— Memorizo las expresiones que reflejan mis sensaciones y pensamientos.
— Puf, no sé por qué te quiero.
— ¿Por qué memorizo las expresiones que reflejan mis sensaciones y pensamientos?
— Va a ser por eso... ¿Puedo preguntar por qué fue tan asquerosa?
— Nadie me cantó una canción, nadie me hizo aprender una rima, nadie me contó un cuento. Por cierto, ¿te has dado cuenta de que contar significa ‘narrar’ pero también ‘enumerar’?
— Profesor, eso es muy triste.
— ¿La polisemia?
— Eres tonto.
— No sé por qué te quiero.
— Háblame de tu infancia.
— Fue un asco.
— Como no podía ser de otra manera.
— La mía no es la única. Cito: “El estado de la infancia es el más vil y abyecto de la naturaleza humana después del de la muerte”.
— ¿Quién dijo eso?
— Según Tournier, Bossuet.
— Y tú lo memorizaste.
— Memorizo las expresiones que reflejan mis sensaciones y pensamientos.
— Puf, no sé por qué te quiero.
— ¿Por qué memorizo las expresiones que reflejan mis sensaciones y pensamientos?
— Va a ser por eso... ¿Puedo preguntar por qué fue tan asquerosa?
— Nadie me cantó una canción, nadie me hizo aprender una rima, nadie me contó un cuento. Por cierto, ¿te has dado cuenta de que contar significa ‘narrar’ pero también ‘enumerar’?
— Profesor, eso es muy triste.
— ¿La polisemia?
— Eres tonto.
— No sé por qué te quiero.
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