Durante una fracción de tiempo
inimaginablemente pequeña, y gracias a la incertidumbre cuántica, han aparecido
en medio del salón dos copias virtuales de Noche y el Profesor, aunque apenas
les ha dado tiempo de reconocerse antes de regresar a la nada.
Quien ha percibido perfectamente que estaban y no estaban ha sido el gato del vecino, que ha observado la escena desde lo alto de la escalera de la librería, donde dormitaba. Sin embargo, la aparición de Noche y el Profesor ha sido tan fugaz que ha desistido de manifestar cualquier emoción.
Ahora que todo ha vuelto a la calma, algo similar a una sonrisa parece brillar en la oscuridad.
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