Noche viste leggins y top deportivo
de un negro riguroso. Está descalza y toca la flauta travesera en el centro del
salón. La partitura que lee en el atril podría ser de Carl Philipp Emanuel. De
pronto se para, mira al Profesor, que la mira desde el sillón de orejas, y
dice
—
Hoy le he escuchado a una
señora decir que las cosas ya no son como eran.
—
Eso es verdad.
—
¿Cuándo dejaron las cosas de
ser como eran?
—
Cuando nos olvidamos de cómo
eran y nos las empezamos a inventar.
—
¿Antes eran mejores?
— No me acuerdo.
— Venga ya.
—
No, no eran mejores: tú no
estabas.
Noche se lleva la embocadura de la
flauta a los labios y vuelve a hacerla sonar, aunque ahora con una sonrisa en los ojos.
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