El Profesor mira a B quien, sentado en el
sillón de orejas, parece contemplar el cosmos. Al rato se acerca a Noche, que
dibuja en la mesa de dibujo, y le pregunta
—
¿Quién es?
—
Un amigo de mis padres.
—
¿Y qué hace aquí?
—
Quiere conocerte.
—
¿Por qué?
—
Porque es cómo Diógenes:
busca un hombre.
—
¿Y por qué yo?
—
Porque le he hablado de ti y
se ha interesado.
—
¿Y por qué no tú?
—
¿Porque no soy un hombre?
—
Diógenes buscaba un ser
humano, no un macho.
—
Supongo que a mí B me tiene
muy vista.
—
Pero, ¿desde cuándo le
conoces?
—
Desde niña: ya te he dicho
que era amigo de mis padres. Me leía sus relatos.
—
Pero, ¿es escritor?
—
Pues claro, Profesor, es B.
—
Entiendo
El Profesor se calla al ver que B eleva sus
ojos ciegos como si mirase al techo. Entonces B dice
—
Solo me interesa lo
fantástico
El Profesor parece desconcertado. Sin
embargo, contesta con rapidez
—
Temo decepcionarle.
—
Solo lo harás si no eres
fantástico.
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