martes, 7 de diciembre de 2021

Fantasioso

B. anda con el amplificador de sueños. El Profesor está sentado en el sillón de orejas, leyendo. Noche, detrás del sillón, con los antebrazos apoyados en el respaldo, mira a B. Dice

    ¿Por qué crees que lo hace?
    ¿?
    ¿Por qué crees que B. usa el amplificador de sueños? ¿Por qué crees que se empeña en proyectar esas imaginaciones suyas de la pampa y sus pamperos?
    Ya habíamos hablado de eso y…
    Sí, ya, la búsqueda del otro y todo eso, pero resulta que B. es ciego. No ve nada, ni la pampa ni a sus pamperos. ¿Por qué entonces…?
    No me atrevería a decir qué es lo que ve o no ve B. Quizá perdió la vista por lo mismo que Beethoven perdió el oído. Quizá sus sentidos se atrofiaron de tanto que vio y oyó con su mente. Quién sabe si el cristal también proyecta en su mente.
    Te estás volviendo fantasioso.
    Poético.
    No: fantasioso.

B. separa sus dedos del cilindro de cristal, levanta la cabeza y les mira con sus ojos ciegos.


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