Noche está en medio del salón, mirándose en un gran espejo de pie. Dice
—
Profesor, ven.
El Profesor, dócil, se pone al lado de
Noche y, siguiendo un gesto que le hace con el dedo índice de la mano derecha,
mira él también al espejo. Entonces dice Noche
—
Me acabo de dar cuenta de
que, cuando me miro al espejo, me imagino el corazón en el lado contrario a
dónde realmente está.
—
Esta en el izquierdo, luego
en el reflejo está… eh, es verdad, ¡yo también lo colocaba mal!
—
¿Qué torpes, no?
—
Los espejos nos confunden.
—
Entre otras cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario