martes, 28 de junio de 2022

Los ojos de Atenea

Noche mira el dibujo que ha hecho de la diosa Atenea. Abre la caja de acuarelas y empieza a dar color. Se para y pregunta

    Profesor, ¿de qué color tenía Atenea los ojos?

El Profesor, que lee en el sillón de orejas, se quita las gafas de leer, mira a Noche y le dice 

    Glaucos.
    Verde claro, vale, gracias.
    En realidad no lo sabemos.
    ¿Cómo que no lo sabemos?
      Glaucos, en griego, significa ‘resplandeciente’, ‘luminoso’, ‘brillante’, ‘rutilante’. Se lo aplicaban a los ojos de Atenea, pero también al mar, al plumaje gris de algunos pájaros, a las hojas de olivo y de la vid, a las estrellas titilantes, a la Luna…
      Entonces glauco no es un color.
      A veces sí lo usaban como un color.
      Pero, ¿cuál?
      Azul claro, verde brillante, gris azulado…
      Qué absurdo utilizar una palabra tan imprecisa para referirse a los ojos de alguien.
      No era alguien, era Atenea.
      ¿Y?
      Pues que todos sabían de qué color eran los ojos de Atenea.   
     
     
      Se los voy a poner verde grisáceo.
      Me parece bien.


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