B. lee la nota que ha dejado el Profesor. Dice:
—
Pobre. Siempre creyó que tú
eras el sueño.
—
Sí.
—
¿Y ahora? ¿Qué va a ser de
él?
—
Nunca fue feliz con todas
esas contradicciones suyas. Se merece algo de silencio.
B. hace un gesto circula con la mano y
pregunta
—
¿Vas a seguir viviendo aquí?
—
Sí.
—
Se convertirá en un fantasma.
—
Un recuerdo.
—
Un aliento en tu nuca.
—
Un refugio.
—
Una piedra en el zapato.
—
Un estímulo.
—
Un lastre.
—
Un ancla.
—
Una voz en el oído.
—
Una voz que solo yo escucho.
—
Cojonera.
—
Sabia.
—
Amargada.
—
Sarcástica.
—
Un freno.
—
Aire para las alas.
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