lunes, 24 de abril de 2023

La última cena V

El velador ha desaparecido. Noche y el Profesor están sentados en sendas sillas, uno enfrente del otro. Como si lo hubieran acordado, vacían a la vez su copa.

    Noche, ¿cuánto tiempo nos queda?
    En realidad el tiempo ya se ha acabado.
    Se me ocurre que podríamos hacer como en Las mil y una noches: podría yo contarte una historia, un relato, una sorpresa, y que cada relato fuese mi salvoconducto para un día más, hasta la noche siguiente.
    Eso es lo que llevamos haciendo tres años.

El Profesor sonríe con tristeza.

    ¿Has pensado que tú fueses también un sueño?
    Eso es más propio de B. y de ti.
    También de ti.
    Ahora ya no.
    No acabo de entender qué ha cambiado. ¿Has encontrado otro mundo? Yo podría adaptarme, necesito poco, cualquier rincón, en realidad nada: podría volverme invisible y ser ectoplasma para ti cuando quisieras. Podría…
    Profesor, empiezas a resultar patético.
    Qué dura te has vuelto. Va, concédeme algo más de tiempo —pide el Profesor con una sonrisa.

Noche sonríe a su vez, mueve la nariz a derecha e izquierda como si tuviera vida propia y las copas se llenan de nuevo.

    Gracias —agradece el Profesor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario